Asistentes: Edu, Josetxu, Nere, Iker, David, Merce
Poteo en el Aralar donde ya se ven los tradicionales borrachines de la temporada de txotx dando por culo a todo lo que les rodea. Luego en el Txili, Josetxu destaca por hacer varios amigos entre los jubilados del lugar, que le hablan y le tocan la espalda, sin comentarios. Allí se incorpora Iker y todos coincidimos en que está igual-igual que en la foto de hace 21 años en Oiarbide cuando bebía sidra a morro de la kupela, a pecho descubierto. Iker se presta a acercar a la peña en su coche a la sidrería; cuando se acercan al mismo, Edu propone que él y Josetxu se acercaran andando para que les recoja por el camino en un segundo viaje, que ya no están los cuerpos como para caber seis en un coche por muy grande que sea. Así lo hacen y a mitad de camino a Zelaia son recogidos por Iker.
De comer, dos tortillas de bacalao hermosas, algo sosas dijo alguno aunque no dejamos ni el recuerdo; dos raciones de bacalao frito con pimientos, muy bueno pero quizá con algunas tajadas algo finas (intento de Nere de hacer un Josune ante las risas de los que conocemos el término), y dos txuletas hermosas y riquisimas que hacen las delicias tanto de los tronzadores como de los degustadores, sin olvidar al toca-armónicas habitual; todos coincidimos en que no probamos un trozo que bajara de excelente, tanto es así que nos atrevemos con una tercera txuleta que también está buenísima. Luego las consabidas nueces, queso y membrillo, en buena cantidad. En definitiva, 30€ clavados por persona.
El apartado del txotx, excelente como siempre. Sebastián, a pesar de estar con tres amigos que no callaban, no hacía más que abrir, lo que hace que los más ansiosos del lugar cogieran un ritmo endiablado y luego no se acordaran de la mitad de las cosas. Edu envia a Nere a decirles que no saquen las txuletas hasta que les avisáramos, que alli había mucha sidra que beber. Josetxu sigue atrayendo las miradas de algún jubilado, hoy está que lo rompe. La asturiana se estrena con sobresaliente gestionando el grifo, ella y David aplican al dedillo la depurada técnica descrita por Edu durante el viaje (probablemente para no volver a oírle otra vez) y, más allá de la comida y la bebida, quedan gratamente sorprendidos del ambientazo de la sidrería, sin duda la principal razón para seguir siendo fieles. Departimos con Sebastián acerca del ambiente y tal y nos alegramos de ver que las cosas siguen yendo bien; al final no le preguntamos por el nuevo papa Patxi I. El tamaño de las manos que luce el hombre deja claro que es mejor tenerle de amigo que de enemigo.
Al final nos quedamos de los últimos en la sidrería, que no se diga que no damos todo lo que tenemos. Edu sale con un bolsillo lleno de nueces y otro con la media barra de pan sobrante, por si luego hay gusa. Buff, muchos txotxes ha habido.
Al día siguiente, Edu amanece con distintos estigmas sangrantes en la mano, ¿serán cosas de la Semana Santa? Con el cuerpo regular, gran charleta en la sala acerca de "Salvados" justo antes de tirar todo el whiski por la fregadera y lanzar por la ventana los vinilos como si fueran frisbees (tranki, que es bromaaaaaa!!!!). Sobre las 13:00 salen en coche hacia Donosti aunque el GPS les dirige extrañamente por Intxaurrondo y carreteras nuevas; Edu, parafraseando a Gandalf, dijo no tener recuerdos de esos lugares. En Donosti, y a pesar de hacer un día primaveral, aparcan en el Paseo Nuevo (esto sí que es milagro de la Semana Santa!!!). Tras la pelea con la máquina de la zona azul, caen unos pintxos en el Gorriti, Txalupa (donde arrampan los pimientos rellenos de txangurro, las olivas picantonas de Patxi, y Edu sorprende a un parroquiano con su control mental sobre la lluvia), Sport (ronda de foie plancha), y el Irrintz (magnífica croqueta de txipirón en su tinta!), que alguno acompaña de txakolises para acabar de enderezar/torcer el cuerpo. Tras renovar el ticket del aparcamiento, última ronda en El Quinto Pino para que la pareja tome café antes de partir hacia Asturias. Josetxu y Edu caminan hacia la estación de tren y 10 minutos antes de las 16:00, Edu permite que vuelva a llover sobre Donosti. El tren les llevará a Zaragoza, que al día siguiente tienen que ir con una furgona ida y vuelta a Barcelona a recoger unos ordenadores... pero eso es ya otra historia que deberá ser contada en otra ocasión.